Hay días en los que es un suicida potencial:
planea su muerte con cierto matiz arquitectónico:
se corta, se inmola, se revienta
y no muere más que en sus sueños.
No simpatiza con la muerte de los viejos
y los accidentes desaparecen de las noticias
con nuevos accidentes.
Sólo es dueño de su aliento:
¡Tantas veces perdió el alma en un bostezo!
Pesa más el muerto cuando está vivo:
la existencia hierve a fuego lento.
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